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DOCTRINAL STATEMENT

 

LA SANTA BIBLIA es la Palabra escrita de Dios, la cual fue revelada al hombre, y como tal es la única regla de fe, doctrina y prácticas de la Iglesia Cristiana Evangélica (SOLA SCRIPTURA). Creemos en la Inspiración verbal y plenaria por el Espíritu Santo, a los santos hombres de Dios que escribieron los sesenta y seis libros canónicos que la integran. Siendo los hagiógrafos preservados de todo error por el Espíritu Santo, en consecuencia, la Santa Biblia es inerrable e infalible. Sal. 12:6; Lc. 24:27, 44-45; 1 a Ts. 2:13; 2 a Tim. 3:15-17; 1 a P. 4:11; 2 a P. 1:21

 

• Creemos y adoramos al único DIOS vivo, verdadero, y eterno. El cual es uno en esencia o sustancia la cual es Espíritu, y Trino en Personas (las cuales son coeternas, coiguales, y cosustanciales): El Padre, El Hijo, y El Espíritu Santo. Al ser Espíritu la sustancia, esta es indivisible y permanece en las divinas Personas, las cuales son inconfundibles. El DIOS vivo, verdadero, y eterno; es el único Creador, Sustentador, Señor Soberano de todos los seres y las cosas sean visibles e invisibles. Dt. 6:4; Is. 45:5-6, 21; Jn. 4:24, 10:30, 14:9; Mt. 28:19; 2 a Co. 13:13; Gn. 1:1; Ef. 3:9; Col. 1:16; Ap. 4:8- 11

 

DIOS EL PADRE. El primado Paterno, y la reverencial subordinación del Hijo y del Espíritu Santo (subordinación no de esencia, o sea que, en este orden de prelación no es afectada la una Sustancia eterna, ni la coigualdad de las divinas Personas), la vemos en el hecho de que es el Padre Quién envía al Hijo y al Espíritu Santo y da la palabra, sin que el Padre nunca sea enviado de ellos. Jn. 4:34, 5:19 y 30, 6:38, 10:29-30, 12:45 y 49, 14:24, 26 y 28, 16:13

 

DIOS EL HIJO. Creemos:

  • Que el Señor Jesucristo, es el Eterno Hijo de Dios, con Deidad Esencial y Propia, siendo la Segunda Persona de la Santísima Trinidad (Jn. 1:1-2, 10:30; Tit. 2:13, 3:4; 1 a Tim. 3:16).

  • En su Persona Teantrópica (Divino-Humano, Jn. 1:1, 14; Gá. 4:4; Fil. 2:5-7). Su verdadera y santa humanidad fue concebida por el Espíritu Santo en María virgen (Mt. 1:20-23; Lc. 1:35), siendo Su nacimiento y Su completa vida sin pecado (Heb. 4:15; 2 a Co. 5:21).

  • Que es el único Salvador del hombre pecador, y el único mediador entre Dios y los hombres (SOLUS CHRISTUS. Mt. 1:21; 1 a Tim. 2:3-6). 2

  • En Su resurrección corporal de entre los muertos en Cuerpo de Gloria (Mt. 28:1-10; Lc. 24:1- 7 y 34-46; Hch. 2:22-32; Ro. 4:24-25, 6:9; 1 a Co. 15:20-23).

  • Su ascensión a la diestra del Padre, donde intercede como Pontífice eterno por Su pueblo (Hch. 1:9; Ro. 8:34; Heb. 7:21-26, 9:24).

  • Su prometido retorno a los suyos para arrebatarles en los aires llevándolos a la Casa de Su Padre, antes de la Tribulación de siete años. En Su Venida por Su Iglesia, los cuerpos de los santos muertos en Cristo resucitarán primero, luego los que vivimos, los que quedamos seremos transformados en cuerpos semejantes al Cuerpo de Su Gloria, y juntamente con los que resucitaron “seremos arrebatados en las nubes á recibir al Señor en el aire”, y así estaremos siempre con el Señor (Jn. 14:1-3; Ro. 8:11 y 23; 1 a Co. 15:20-23 y 40-58; 1 a Ts. 4:13-18; 1ª Ts. 1:10 y 5:9; Ap. 3:10). Inmediatamente al Arrebatamiento, se llevará a cabo en el cielo el Tribunal Galardonador de Cristo (Ro. 14:10; 1 a Co. 3:10-15; 2 a Co. 5:10; Ap. 22:12), y las Bodas del Cordero con Su Esposa la Iglesia (Ef. 5:22-32; Ap. 19:5-8).                                                                         Posteriormente vendrá a la Tierra con sus santos para establecer Su Reino por mil años (Mt. 25:31-46; Lc. 1:32-33; Ap. 20:1-6). Y al final de los mil años tendrá lugar la segunda resurrección, para que el Señor Jesucristo en el Juicio Final del Gran Trono Blanco condene con castigo eterno a todos aquellos los que no fueron hallados escritos en el “Libro de la Vida del Cordero” (Jn. 5:29b; Hch. 17:31; Ap. 20:11-15, 21:27). Por último, el Señor creará cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales morará la justicia con eterna felicidad de los salvados (2 a P. 3:7; Ap. 21:1-22:5).

 

DIOS EL ESPÍRITU SANTO, la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, es Dios juntamente con el Padre y con el Hijo, y es el único vicario de Cristo en la Tierra (Mt. 28:19; Hch. 5:3-4; Jn.14:16- 17, 26 y 16:7; 1 a Co. 2:10-12, 12:4-6; Ef. 2:22). Redarguye al mundo de pecado, y de justicia, y de juicio (Jn. 16:8). Regenera al creyente haciéndolo hijo de Dios (Jn. 3:5-6; Tit. 3:5-6). Glorifica al Señor Jesucristo (Jn. 16:13-14), y forma Su Iglesia (1 a Co. 12:13). Da dones al renacido (1 a Co. 12:11) y produce en él “el fruto del Espíritu” (Gá. 5:22-23; Ef. 5:9).

 

• El HOMBRE fue creado por Dios sin pecado (Gn. 1:26-27, 31; Ecl. 7:29), pero cayó en pecado (Gn. 3:1-24). Y ese estado, ha sido heredado por todo el linaje humano (Gn. 5:3; Sal. 51:5; Ro. 3:9-18, 5:12). El hombre muerto en delitos y pecados (Ro. 6:23a; Ef. 2:1-3), y destituido de la gloria de Dios (Ro. 3:23), es totalmente inhábil para salvarse a sí mismo (Job 14:4; Sal. 49:7-8; Prov. 20:9).

 

• La SALVACIÓN del hombre pecador, es una dádiva de la sola Gracia Divina (SOLA GRATIA. Ro. 3:24, 5:15-19; Ef. 2:8), no es por obras humanas (Gá. 2:16; Ef. 2:9). La Obra redentora la realizó el Señor Jesucristo, cuando murió vicariamente sobre la Cruz del Calvario (Ro. 5:8; 2 a Co. 5:21; 1 a P. 2:24; 1 a P. 3:18). Nos redimió de nuestros pecados, por Su sangre derramada en Su muerte sobre la Cruz (Ro. 3:24-25; 1 a Co. 6:20; Ef. 1:7; 1 a P. 1:18-20; Ap. 5:9), expiando nuestros pecados (Is. 53; Jn. 1:29-36; Heb. 2:14-17), y así poder reconciliarnos con Dios (2 a Co. 5:19-21; Ef. 2:13).

 

La SALVACIÓN es recibida mediante el arrepentimiento para con Dios y fe en la Persona y Obra del Señor Jesucristo (SOLA FIDE. Hch. 20:21; Jn. 1:12-13; Ro. 2:4; Ef. 1:13-14, 2:8). Creemos en la segura y eterna salvación en Cristo Jesús (Jn. 6:37-39, 10:27-30; Ro. 5:9-10; 1 a Co. 1:4-9; Ef. 1:13-14 y 4:30; Heb. 7:25); y que el rechazo de esta Salvación tan grande conlleva al pecador a la condenación y castigo eterno (Jn. 3:18-19, 36; 1 a Jn. 5:12; Ap. 20:11-15). 3

 

• La IGLESIA es un Organismo Viviente, Cuerpo del Señor Jesucristo (Ro. 12:5; Ef. 1:22-23; Col. 1:18 y 24); Quien es su Fundamento, única Cabeza, Señor, Pontífice, y Abogado (Ef. 2:20, 5:23; 1 a Tim. 6:3; Heb. 4:14; 1 a Jn. 1:1).

  • Su forma de Gobierno: Teocrática, porque el Padre ha puesto al Hijo por Cabeza para regirla (Ef. 1:19-23, 5:23-24; Col. 1:18), y el Espíritu Santo mora en la Iglesia (Hch. 13:2-4; 1 a Co. 2:10-16; Ef. 2:18-22).

  • Bíblica, porque la Palabra de Dios es la única regla de fe y autoridad en doctrina, práctica, y disciplina (Ro. 12:7b; Ef. 4:14-15, 6:17; 1 a P. 4:11; 2 a Ts. 2:15, 3:6; 2 a Tim. 3:16-17; Heb. 4:12).

  • Congregacional, no en mero sentido “democrático” sino en sentido de congregada como un organismo, o sea, como un Cuerpo (Ef. 4:4). Cada Iglesia local por ser autónoma, responde directamente a la Cabeza que es Cristo. Y para funcionar como UN CUERPO, todos sus miembros deben ser convocados, para manifestar la Voluntad de la Cabeza. El Señor por Su Espíritu podrá así obrar “en” y “a través” de Sus miembros en quienes mora (Mt. 18:17; Hch. 6:1-5, 13:1-3 (14:26-27), 15:4, 22; 1 a Co. 5:4-5; Ef. 2:18, 22; 3:20-21; 4:6).

   Sus principales propósitos son: predicar, defender y confirmar el Evangelio (Mt. 28:19-20; Mr. 16:15; Fil. 1:7; Jud. 1:3), siendo columna y apoyo de la Verdad (1 a Tim. 3:15).

 

   Sus ordenanzas: el bautismo por inmersión en agua de los creyentes "en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mt. 28:19; Hch. 2:41); el memorial de la Cena del Señor del que participan miembros bautizados de la Iglesia en plena comunión (Hch. 2:42, 20:7; 1 a Co. 11:24- 25).

   Su carácter: una casa espiritual (1 a P. 2:5), no denominacional ni sectaria, no ecuménica y de sostén propio (no se levantan colectas públicas, ni se practica el diezmo). Siendo cada Iglesia local autónoma de las otras (Hch. 14:23, 27; 20:17; 1 a Co. 11:18a; Fil. 1:1; 1 a Ts. 1:1; Heb. 10:25; Ap. 2:1, 8, 12, 18; 3:1, 7, 14).

 

• La UNIDAD CRISTIANA, en esencia es espiritual entre los verdaderos hijos de Dios (creyentes renacidos), y su vocación es a la unidad en la Palabra, o sea, unidad en doctrina y prácticas bíblicas, para manifestar la plena comunión espiritual y fraternal entre todos los miembros del mismo Cuerpo. Jn. 17:21-23; Hch. 2:42, 20:27; 1 a Co. 12:13; Gá. 3:28; Ef. 2:20-22, 4:3-6 cf. Ro. 12:16; Fil. 2:2

 

• El MATRIMONIO fue instituido por Dios, y de acuerdo a las Santas Escrituras, se realiza entre un hombre y una mujer (dos géneros distintos). Gn. 2:24, 5:2; Mt. 19:4-5; Ro. 7:2-3; Ef. 5:22-25, 28-30

 

 

Todas las citas bíblicas en los distintos temas son de carácter enunciativo, no limitado.

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